El conductismo en la crianza actual ha cambiado. Pero nos ha dejado huella en la forma en que se ha criado a los niños en el pasado. Y todavía hoy en día se pueden encontrar prácticas y creencias influenciadas por esta corriente psicológica. La idea de que los padres deben ser rígidos con las rutinas diarias y no coger al bebé cuando llora ha sido promovida por el conductismo. Sin embargo, estas prácticas pueden resultar perjudiciales para el desarrollo emocional y psicológico de los niños.
¿Qué es el conductismo?
El conductismo es una corriente psicológica que se centra en el estudio de la conducta observable de los individuos. Esta corriente se enfoca en la relación entre el estímulo y la respuesta, es decir, cómo un individuo responde a un estímulo determinado. En la crianza y educación, el conductismo promueve la idea de establecer rutinas y pautas rígidas para los niños, sin tener en cuenta sus emociones y sentimientos.
¿Cómo afecta el conductismo a los niños?
El conductismo puede tener un impacto negativo en los niños. Promueve la idea de que los padres deben ser rígidos y no atender a las necesidades emocionales de los menores. Cuando los padres no cogen al bebé cuando llora o no les permiten expresar sus emociones, se les enseña que sus necesidades no son importantes y esto puede generar una sensación de abandono o rechazo. Además, cuando se establecen rutinas demasiado rígidas, los niños pueden sentirse ansiosos y estresados. Esto puede afectar negativamente a su desarrollo emocional.
¿Qué alternativas hay a la crianza conductista?
En lugar de seguir las pautas rígidas del conductismo, en la crianza actual, los padres pueden optar por una crianza más cercana y afectuosa. Los bebés necesitan contacto físico y afecto para desarrollarse adecuadamente. Por lo que es importante cogerlos cuando lloran y responder a sus necesidades emocionales. También es importante establecer rutinas, pero estas deben ser flexibles y adaptarse a las necesidades del niño. La crianza respetuosa y basada en la conexión emocional entre padres e hijos es una alternativa más saludable y efectiva a la crianza conductista.